Patrimonio Historico Civil



Declarado monumento nacional, es la sede en la actualidad de la Escuela de Arte (antigua Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de la ciudad). 

Palacio originalmente medieval, construido por el Condestable Ruy López Dávalos, sufre diversos cambios en su construcción a lo largo de los siglos de cuya autoría y fecha de edificación exacta se conoce poco. 
Se tiene constacia firme de una nueva edificación, erigida sobre el viejo edificio y solar de los Dávalos, hacia 1520. En 1934, el ayuntamiento, preocupado con su conservación, permutó unas tierras a cambio de la titularidad Municipal.

El palacio es un modelo de alcázar urbano torreado.
De aire medieval, mezcla elementos renacentistas.
Tiene una bella portada plateresca de estilo castellano, dividida en tres cuerpos y flanqueada por dos torres que le dan nombre. 
Las torres constituyen, en el prototipo ideal de casa del XVI, un elemento de gran prestigio.

En el interior, se encuentra un armonioso patio renacentista rodeado de doble arcada de columnas. 
La galería superior, con sus arquivoltas imbricadas, ofrece una atractiva alternancia de escudos y clásicos tondos. 
Un doble ábaco sobre los capiteles refuerza el carácter andalusí del mismo.

Construido entre 1562 y 1575, proyectado por Pedro de Vandelvira, murió cuando estaba empezando a abrirse la cimentación y lo continuó su hijo Andrés  de Vandelvira; está considerado como una de las mejores obras de estos arquitectos y una de las grandes obras del renacimiento civil en España. Lo mandó construir Don Diego de los Cobos, obispo de Jaén, como hospital para pobres enfermos, al mismo tiempo que iglesia-panteón y palacio.  

Fue declarado monumento arquitectónico histórico-nacional en 1917 y en la actualidad se utiliza como centro cultural, de exposiciones y congresos y biblioteca.

Es una obra austera a la vez que grandiosa, con escasa ornamentación y de gran volumen.
Cuenta con 2 torres a los extremos de la fachada con cubiertas de cerámica vidriada. 
Debido a su forma, a veces se le ha llamado El Escorial de Andalucía.

El conjunto se organiza en base a un gran patio central, con doble arcada, muy singular por su diafanidad y armonía de proporciones. 
Las columnas de mármol blanco pulidas son de Carrara. 
A ambos lados están los patios laterales, inacabados. 
El acceso se realiza por un arco de medio punto con dovelaje de gran tamaño, al estilo castellano. 
Un tabernáculo alberga el relieve de Santiago Matamoros, a quien se dedica el hospital.

En el eje de la puerta principal se levanta la Capilla, a la que se accede por una imponente reja de tres puertas. 
La rejería original fue creada por Juan Álvarez de Molina. Esta capilla ofrece gran originalidad debido a su planta en forma de H, con dos torres desplazadas hacia el centro de la iglesia. A los pies se sitúa el coro alto, siguiendo el modelo de iglesia de los Reyes Católicos.

Desde un lateral del patio arranca una impresionante escalera de tipo imperial, con una especie de bóveda "colgada", ofrece fuertes resonancias islámicas hispánicas. 

La escalera esta decorada con pinturas al fresco realizadas por Pedro Raxis y Gabriel Rosales a finales del siglo XVI, que también se encuentran en la iglesia, sacristía y antesacristía. De estilo manierista e influencia italo-clásica, es uno de los pocos ejemplos de pintura mural en la decoración del Renacimiento Español.


Es el palacio más sobresaliente de la ciudad de Úbeda, provincia de Jaén, y uno de los más fastuosos de España. Es un palacio civil del Renacimiento.

Declarado Monumento Nacional, es la sede del actual Ayuntamiento desde 1850 y en su cava baja está instalado el Centro de Interpretación del Renacimiento.

Su constructor, a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI, fue el arquitecto Andrés de Vandelvira. Lo mandó construir como residencia D.Juan Vázquez de Molina, sobrino de Francisco de los Cobos y secretario de estado de Felipe II de España.
 
Renacentista, tiene tres cuerpos clásicos en la amplia fachada. 
De clara influencia italiana, cuenta con una fachada con gran sentido rítmico, en la que combina armónicamente los órdenes arquitectónicos clásicos (jónicos y corintios) junto a elementos andaluces, siendo apreciable la influencia de Esteban Jamete en los atlantes y cariátides que adornan el ático y el gran alero, sujetado por dos esbeltas linternas.

Al modo clásico mediterráneo, el patio estructura la distribución interna de las dependencias.
Eje desde el que se organiza la vivienda, al igual que el resto de los patios palaciegos de la ciudad, presenta unos rasgos comunes en los que no faltan la fuente central ni la reiterativa y autoafirmante heráldica familiar en las enjutas de los arcos. Este patio en concreto, frente a la tónica general de patio central, aquí queda desplazado considerablemente en planta y por otra parte presenta una singular nota de italianismo que no aparece en ningún otro edificio de la comarca. Y así, la galería columnada del piso bajo -en clave cuatrocentista- se cubre con bóvedas de arista, y en los muros se desarrollan una sucesión continua de arcos ciegos. 
Así mismo, un originalísimo juego de bicromía realzan a este patio renacentista, efecto que es conseguido a través de la pétrea y marmórea fuente central, con las columnas de mármol blanco de Génova sobre las que descansan los arcos, y a través de la conjunción de arcadas ciegas y bóvedas blanqueadas, lo que presta al edificio una acusada semejanza con la Florencia renacentista.

 En la parte posterior tiene otra entrada, creada en el siglo XX, que se suele usar como acceso al Ayuntamiento actual. 
 
Cuenta con unas cadenas que delimitan la hermosa lonja de la parte delantera y a las que debe su nombre. 
Custodian la entrada a la lonja 2 magnificos leones de piedra.
Llama la atención igualmente un reloj mural de sol datado en 1604.




Este palacio de mediados del siglo XVI fue ordenado construir por Fernando Ortega, primer capellán mayor de la Sacra Capilla Funeraria del Salvador, y que parece ser, que al morir antes de finalizarlas obras, no llegó ni a habitar.

Parador Nacional de Turismo desde 1930, es uno de los primeros de España.

 Apegado a la  Sacra Capilla del Salvador, capilla y palacio casi juntos, conforman entre ambos, un peculiar juego espacial y arquitectónico entre una de las torretas y tribunas de la iglesia, y la recortada esquina de la fachada del Parador, con el característico y ubetense balcón en esquina.
 
Planta: Esquemáticamente responde a una planta casi rectangular y, al igual que las numerosas grandes casas señoriales y palacios ubetenses del siglo XVI, la vivienda se organiza en torno a un patio central columnado.

  Fachada: De concepción horizontal, con un pronunciado zócalo y dos cuerpos en altura, exteriormente el palacio transmite un aspecto de austeridad castellana, pero sobre todo, en ese paso del siglo XVI al XVII, constituye una interpretación personal del mundo clásico enraizado con lo hispano.

La portada principal, sobre escalinata, adintelada, y algo desplazada en línea de fachada, sigue el esquema de otros palacios y grandes casas de la ciudad renacentista, y asi, aparece custodiada por dos columnas dóricaspedestales y rematada sobriamente por dos ángeles que sostienen sobre filacteria las armas del deán Ortega.

De la fachada merece destacar las anillas para atadero de caballos del zócalo, la estudiada simetría en el ritmo y tamaño de los vanos: escuetos en el zócalo, 
 
coronados con frontón 
triangular clásico en el primer cuerpo y los balcones enmarcados de pequeña cornisa y frontón curvo abierto del segundo cuerpo; la pronunciada y volada cornisa con decoración de clásicas ovas, y, por supuesto, los peculiares balcones en las esquinas de la fachada con mainel de mármol blanco.

Aunque es ante la lineal y horizontal fachada principal de la plaza Vázquez de Molina en la que el visitante se suele detener, la fachada este, en recodo, con puerta hacia la plazoleta del Padre Antonio e idéntica composición a la principal, es interesante echarle un vistazo a los ventanales del cuerpo inferior, que mantienen su traza original lo que nos permitirá hacernos una idea de lo que fueron las verdaderas dimensiones de los vanos de la fachada principal del palacio.

El patio: Intimista y extremadamente reducido, en este patio porticado a dos alturas y acertadamente ambientado, seguramente se encuentran las columnas armóreas de mayor y extraordinaria fragilidad modular de toda la ciudad, que las enraíza con el arte nazarí. Austero, frágil y sin pretensiones nobiliarias, en las enjutas de los arcos sin los autoafirmantes escudos de armas, sólo aparecen unos sencillos relieves pétreos de espejos.

Este Palacio fue construido por Andrés de Vandelvira en la década de los setenta del siglo XVI, según se desprende de un documento existente en el Archivo de Protocolos de la Ciudad, por el que Andrés de Vandelvira, en 1571, entrega condiciones y dibujos al maestro local Jorge Leal «para hacer la galería de la casa del señor Francisco Vela de los Cobos».

El edificio obedece más bien al concepto de palacio castellano, sin una articulación de las partes de su fachada, donde los elementos aislados se instalan sobre el muro desnudo sin más ordenamiento que el de las cornisas longitudinales.
Este edificio, más propio del renacimiento toledano o salmantino, de ser trazado totalmente por Vandelvira constituye una clara variante dentro de su producción.
Organizado en tres cuerpos de marcada horizontalidad, en el inferior queda ubicada la portada adintelada y de orden 
corintio.

El cuerpo noble, ya de orden jónico, presenta grandes balcones, sobresaliendo el de la línea de portada, enmarcado por telamones, y el que se constituye en 
esquina. 

Este modelo de balcón esquinado -con parteluz de mármol blanco-, que aparece en toda la geografía española y predominantemente en el foco cacereño y toledano, constituye una nota distintiva de la arquitectura renacentista local.

El tercer cuerpo, o galería -semejante al de la Torre del Marqués de Mancera-, es también muy clásico y parece inspirado en modelos de Covarrubias. 


 
Adosado a un lienzo de muralla, fue construído en el siglo XVI por un miembro de la familia Cobos Molina, Francisco Molina. 

La fachada, en la que predomina el sentido de horizontalidad, está dividida en dos cuerpos por un entablamento con un friso de punta de diamante. 

En el primero, la portada sigue el modelo de la del Palacio Vela de los Cobos, como su promotor había dictaminado. Está concebida como un elemento aislado en la composición del conjunto. Aparece desplazada en un extremo. 
Enmarcada por columnas corintias a su lado hay dos ventanas rectangulares que en su origen eran más pequeñas.

El segundo cuerpo está compuesto por balcones con pilastras jónicas coronadas por frontón con acróteras en su parte superior.
Sobre la portada, la ventana posee espléndida reja y al lado dos magníficos tenantes con escudos. 
Se remata el edificio con una cornisa volada compuesta por ménsulas y mascarones. 

En su interior destaca el patio columnado con doble galería de arcos de medio punto en dos de sus lados haciendo escuadra. 
En las  otras dos la galería es adintelada. Aparece decorado con las armas de los Molina, Valencia, Porcel y Salazar. 

Todas las estancias (salones y habitaciones) están ambientadas con mobiliario, retratos de los Marqueses de la Rambla y elementos ornamentales de época, creando un espacio acogedor de gran encanto, ideal para recrear tiempos pasados.

Actualmente está adaptado para acoger a visitantes que deseen pasan unos días en la ciudad. 


 
Junto al Palacio de los Condes de Guadiana en la calle Real o el Palacio del Marqués de Bussianos  en la calle Trinidad, es una de las tres construcciones civiles realizadas en Úbeda en ese difícil paso de finales del siglo XVI principios del siglo XVII, en el que la arquitecto local, calificable de manierista, sigue imbuida por el potente Renacimiento. 

La Portada.  Consiste básicamente en una entrada adintelada flanqueada por columnas sobre pedestales, sobre la que hay un balcón también flanqueado por la heráldica familiar.
Se trata de un modelo inaugurado por Andrés de Vandelvira en los palacios renacentistas, que es asimilado e implantado como -tipo-, ya que se repite en diferentes edificios públicos, palacios y casas señoriales, incluso en el siglo XVIII.

La Torre.  Elemento primordial del edificio, sigue una distribución de cuatro cuerpos, en el que destaca la galería abierta superior, resuelta a modo similar de otras renacentistas de la ciudad. 
El repertorio decorativo escultórico se centra en las ventanas, donde con restos del policromía original, a la manera humanista, se mezclan temas paganos y cristianos, como un niño Jesús desnudo abrazado a su cruz acompañado por ángeles desnudos recostados sobre una calavera, mascarones femeninos, entrelazadas sirenas y estípites 
antropomórficos. 

El Patio. Eje centralizador del edificio, es un sencillo patio cuadrangular, de dos plantas, con bovedillas de madera en la techumbre de las galerias. 
La planta inferior es de sencillas columnas toscanas y la alta de balaustres de madera y zapatas; elementos globales que la confieren connotaciones con lo propiamente hispanico. 


    Es llamado así por su pertenencia durante mucho tiempo a los descendientes de D. Lope de la Cueva y Guzmán, primer Conde de Guadiana desde 1711.

El palacio se edificó en la última década del siglo XVI y su torre posteriormente en el siglo XVII -entre 1611 y 1615-, concebida como un apéndice para mostrarse a la calle Real.

La torre consta de cuatro cuerpos.
 El primero es una repetición del cuerpo inferior del palacio.

El segundo y tercero tienen un esquema similar, formado por tres grandes huecos, el central esquinado, con columna dórica de mármol blanco a modo de mainel, con estípites antropomórficos a ambos lados, sobre los que se eleva entablamento y cornisa con molduraje clásico, rematado por los escudos de la familia coronados con frontones curvos.  

Por último, el cuerpo ático es un elemento vandelviriano junto con el balcón esquinado, como podemos apreciar en el Palacio Vela de los Cobos de Vandelvira, que incluye estos motivos. 

En la torre se combinan elementos tradicionales de la zona con otros de origen flamenco y basados en láminas de edificios que se difundían por esa época. 
El gran decorativismo que posee nos muestra su carácter ostentoso y propagandístico, destacando la heráldica que nos habla de la genealogía familiar.

Esta obra está cargada de un simbolismo retardatario marcado por la mentalidad trasnochada de una antigua nobleza, que retoma la torre como elemento simbólico representativo de esta clase, recordando las antiguas torres de los castillos, aunque utilizando el nuevo lenguaje renacentista en un contexto urbano cuya funcionalidad defensiva ya no tiene sentido. 


Fue construido en el año 1788, aunque sigue pautas renacentistas del siglo XVI. 
Aparece retranqueado, originando una placeta que le da amplitud, resaltando su monumentalidad respecto al entorno.

La portada es de arco de medio punto, flanqueda por columnas jónicas con fuste liso.
 Sobre el entablamento se sitúa un balcón corrido, coronado por un frontón partido sobre ménsulas con dos escudos laterales y uno central. 
Sobre éste aparece un cuerpo ático a modo de solana (mirador orientado hacia el sur), elemento muy característico de las construcciones de esta zona.


La mansión conocida como palacio de los Marqueses de Busianos fue labrada por el caballero santiaguista Diego López Messia.Organizado en planta por un gran patio central de doble arquería, éste fue contratado en 1581 por los canteros Diego Gil y Diego de Ávila, siguiendo la expresa condición de atenerse al modelo vandelviriano del patio del Hospital de Santiago.


La fachada, iniciada con anterioridad, es de dos cuerpos o "cuartos", presentando el de la izquierda esquema de torre inconclusa. Esta consta de dos pisos de ordenación simétrica. En el primero queda inserta la portada de acceso en el eje axial del patio. Adintelada, está enmarcada por simples pilastras toscanas rematadas por frontón triangular con tímpano de decoración heráldica y acróteras en sus vértices.
En el segundo piso, cinco balcones en correspondencia con los vanos de cuerpo inferior. Éstos, conformados por pilastras jónicas pareadas, están coronados por pesados y saledizos frontones apeados sobre voladas ménsulas.

Rematados por acróteras, el central presenta grandes mascarones de extraña confección, cuyo diseño nos recuerda prototipos de máscaras centroamericanas. Este detalle no es de extrañar si comprobamos que en posteriores particiones de bienes de la familia, realizadas a principios del XVII, aparecen inventariadas máscaras y dijes de origen indiano.
Una gran cornisa corona la fachada con la inscripción, en dos cartelas, de "AÑO DE 1568", fecha que nos marca una fase de su construcción que debió verse concluida, a tenor de otra inscripción, en 1580.
El patio, que antes aludíamos, presenta la novedad de óculos en sus 
enjutas. 
Y, en uno de sus testeros tras doble arco escarzano, siguiendo el convencional acodo, se alza la espléndida escalera. 


Este Hospital fue fundado en 1392. Ya en el XVI, el edificio tiene que ceder terrenos a Don Francisco de los Cobos para la construcción de la Capilla del Salvador, lo que traerá enormes con secuencias, ya que -sin duda gracias a las donaciones del Comendador contempladas en los Estatutos Fundacionales de su capilla, redactados en Valladolid- el viejo edificio medieval se va a reformar completamente. 
En el año 1548, Andrés de Vandelvira redacta las condiciones para levantar «el quarto de la iglesia del Hospital de san salvador que mandan hazer los señores cofrades». Esta fábrica, sumamente elemental, va a ser construida por los canteros Francisco de Zambrano y Miguel Ruiz.

Acabada la iglesia, le toca el turno al patio. Y es en 1552 cuando Diego de Escalona, un cantero local, se compromete a edificar, según condiciones, la galería Este del mismo. Esta debe concluirse -al menos en su planta baja- en 1561, completándose las restantes en 1581.

El patio, de planta rectangular -según el modelo manierista expresado por el propio Vandelvira en los pequeños patios laterales del Hospital de Santiago-, de neta inspiración serliano-vignolesca, sólo conserva en la actualidad dos galerías, divididas en una doble arquería.

La inferior -fechada, según inscripción, en 1561- es de orden toscano, manteniendo un módulo sus columnas claramente vignolesco y, por consiguiente, prácticamente insospechado en los demás patios renacentistas de la comarca. La superior está compuesta por columnas del mismo orden en su arquería. Este, coronada por una sencilla cornisa de listeles. Sobre los capiteles de la galería baja se alternan modillones y escudos serlianos a manera de cartelas. Estos elementos son adicionales al diseño original conservado en el Archivo de Protocolos de la ciudad.
En la arquería superior del lado Sur aparece una doble composición en serliana. Sobre los vanos, unos óculos adornados de guirnaldas y enmarcados por estípites antropomórficos (tal vez inspirados en el Fol. XLVIII, Libro IV de Serlio). Según Chueca, la composición de esta galería alta, repite la misma distribución de arcadas de la arquería baja de la Galería de los Convalecientes de El Escorial. 



Este Palacio se alza como telón de fondo de la plaza de San Pedro, conformando un pequeña espacio urbano de gran atractivo, con una zona ajardinada en torno a una fuente central. Es una obra decimonónica de influencia francesa y pinceladas modernistas, con arcos carpaneles en sus puertas y ventanas, decoración de guirnaldas y bellos balaustres en ventanas y mirador. 
Constituye uno de los escenarios en que se desarrolla la acción de la novela Beatus ille (1986), de Antonio Muñoz Molina.
Hasta hace pocos años, fue capilla del colegio de las Hermanas Carmelitas de la Caridad, que estaba instalado en el Palacio de los Condes de Guadiana. 


En su fachada se encuentra plenamente configurado el esquema de portada plateresca ubetense, compuesta por un gran arco de medio punto en el cuerpo inferior y doble ventana separada por columna, a modo de parteluz, en el superior. 
Ambos cuerpos aparecen enmarcados por columnas adosadas, con una profusa decoración de grutescos.

Sobre el arco se representa la figura de un salvaje barbado, elemento muy común en las portadas platerescas de la ciudad, y dos medallones con la representación de la Caridad y la Virtud.

Actualmente alberga una Residencia para la Tercera Edad 


Situada en la plaza principal, plaza de Andalucía, constituye un elemento simbólico de la ciudad, íntimamente ligada al acontecer ciudadano.

Con su reloj y campanario está presente en los principales eventos ciudadanos, anunciando y marcando el tiempo en el que éstos transcurren.

En su origen era un torreón perteneciente a la muralla medieval, construido en el siglo XIII.

Defendía la desaparecida puerta de Toledo, que era la más transitada, pues era la entrada a la ciudad, entre otras, desde las poblaciones de Baeza, Jaén, Toledo, Córdoba, Sevilla y la misma corte.

En la segunda mitad del siglo XVI se decide adaptar la torre para albergar un reloj y campanario, por lo que se añade el segundo cuerpo, donde se encuentra la maquinaria y un templete ochavado para el campanario del reloj.
 Exteriormente aparecen las armas de la ciudad y el escudo de los Austrias. 
El templete está formado por arcos de medio punto en sus lados mayores y vanos adintelados en los menores, decorado en las esquinas con grandes floreros. 

La torre alberga otro elemento que acentúa su carácter simbólico:
 La imagen de Ntra. Sra. de los Remedios, que está muy vinculada a la historia de la ciudad, pues ante ella el Emperador Carlos V y posteriormente su hijo Felipe II juraron guardar sus fueros y privilegios. 


Construida en las primeras décadas del siglo XVII, presenta una única fachada dividida en dos cuerpos de marcada horizontalidad. 
En el primer piso, de zócalo y bocel, se establece de un modo centralizado la portada. 
Esta, adintelada y enmarcada por columnas corintias de fuste estriado, se completa con un gran frontón semicircular, sobre entablamento, con decoración en su tímpano de rosetas y ángeles tenantes de escudo sobre filetería. 


La calle toma el nombre de un escribano Hidalgo de bragueta, o padre de familia numerosa que había engendrado siete varones llegados a la pubertad, hecho éste calificado como proeza en unos momentos en que la mortandad infantil era muy 

elevada.
En los números 3 y 9, se conservan sendas portadas de cantería, en el más puro estilo clásico, combinando con las tradicionales fachadas blancas.
La primera presenta emblemas religiosos. y la segunda, perteneciente al hidalgo. la heráldica familiar.

  Constituye un interesante ejemplo de arquitectura doméstica de estilo mudéjar, cuya estructura responde al modelo de casa mediterránea, con un patio central alrededor del cual se organizan cuatro galerías abiertas que dan acceso a las distintas dependencias
Destaca la arquería en forma de porche, por la que se accede en la actualidad y que en origen fue la galería que daba paso a un corral o jardín, espacio en el que con posterioridad se construyó la vivienda contigua.
A partir de 1964 se reconstruyó el edificio con materiales propios y restos de otras construcciones de la misma época, adecuándose para albergar el Museo Arqueológico, en el que se encuentran instaladas distintas colecciones procedentes de Úbeda y otros lugares de la provincia. 


Edificada en la primera década del siglo XVI, fue morada de Don Francisco de Vago, Camarero del Obispo Don Alonso Suárez de la Fuente del Sauce.

De portada adintelada destaca la existencia -enmarcados por alfiz gótico- de dos espléndidos tenantes, grotescas figuras conocidas como «salvajes» que sostienen una láurea con las armas episcopales del Obispo. En un pequeño escudo aparte los nexos FI.SE. 


Esta sencilla fachada plateresca, es un ejemplo de la arquitectura doméstica de las primeras décadas del siglo XVI en la ciudad.

Fue trasladada a mediados del siglo XX desde su originario emplazamiento en la plaza de San Lorenzo, ubicándose entre la Colegiata de Santa María de los Reales Alcázares y la antigua Cárcel del Obispo, actuales juzgados municipales.

La portada, con una entrada en arco de medio punto de grandes dovelas, está flanqueada por dos medallones con rostros de perfil, y queda enmarcada por un friso en la parte superior y por columnas adosadas, que desde las impostas a "candelieri".
Esta fachada de indudable raigambre castellana, que no debe pasar inadvertida al visitante, frente a los grandes hitos arquitectónicos de la plaza, su atractivo reside en  ser una portada-tipo de fuerte carácter doméstico y urbano del primer Renacimiento ubetense. 


Tambié conocida como emparedamiento de Sancho Iñiguez. Lugar destinado para comunidad de «arrecogidas».
Fue fundado por Doña Mencía López de Zambrana, hermana del mencionado Sancho Iñiguez, en la primera mitad del siglo XV. El edificio (al menos su actual fachada), comunicado con la Iglesia Colegial de Santa María por una tribuna, data de la segunda mitad del siglo XVI, aunque su desaparecido patio, de estilo mudéjar, fuera de anterior ejecución.
La fachada, único elemento existente de la antigua fábrica, elevada en los últimos años en dos hiladas, ostenta el escudo episcopal y es bastante sencilla.
En las recientes obras de adaptación a Palacio de justicia fue encontrada bajo su cimentación una necrópolis argárica, cuyas piezas más interesantes hoy se exhiben en el Museo Arqueológico local. 


Edificio levantado en 1885, se encuentra adosado a la torre del reloj, desde el que se accede al interior de ésta. 
En la fachada presenta dos cuerpos: el primero, recorrido por una arcada  de medio punto enmarcada por sencilla moldura que cobija las ventanas, y el segundo, de vanos adintelados.

Su interior ha sido recientemente readaptado para ubicar la sede de la Policía Local Municipal. 


Construido en 1570 para alojamiento de esta Institución de crédito agrícola, el edificio es remodelado en 1785.


Posteriormente le es añadidaa antigua portada con decoración de espejos en su fachada de poniente.

Magnífico exponente de caserón urbano barroco, en él los hermanos Machado sitúan algunas de las escenas de «La Marquesa de Bermejo». 


Se construye a principios del siglo XVI, hacia 1510. Sigue el modelo plateresco o del primer Renacimiento que vemos en otros palacios de la ciudad, como en Casa de las Torres.la de los Torrente.
   La portada está formada por arco de medio punto de gran dovelaje castellano, enmarcado por moldura conopial. Esto
último es un resabio gótico.
En su cuerpo superior se sitúa una ventana bífora con balaustres y mainel de mármol. En los extremos se sitúan pilastras con rosetas y en el entablamento un friso de mascarones.
La portada presenta gran ornamentación en la fachada para manifiesto del status y prestigio social de la familia que lo habitaba. 
En las enjutas de los arcos aparecen las marcas de los escudos que posiblemente fueron borrados como castigo a la familia por haber sido partidarios de los comuneros. Cabe también la posibilidad de que fueran pintados y con el paso del tiempo se hayan borrado. 


Se denomina así por ser la salida hacia el antiguo Camino Real de Granada. Junto a ella, adosado al muro, delante de un gran arco cegado de descarga, se localiza un pilar abrevadero seguramente de la misma época y aún hoy en uso. 

La puerta ubicada en la misma línea de muralla presenta un reducido tamaño y un sencillo arco de medio punto. Parece ser que hubo una puerta anterior que está cegada, de la que quedan huellas al lado de la actual y que estaba defendida desde el adarve por un matacán. 
Enfrente hay restos de las curtidurías, que es lógico suponer de época islámica y que estuvieron en funcionamiento hasta los años 40 de nuestro siglo. Por detrás existen restos de la Barbacana, primera línea defensiva paralela a la muralla.
Por esta puerta se dice que salió la reina Isabel la Católica cuando partió a la conquista de Baza, tras haber pernoctado en el Monasterio de Santa Clara; de ella, también existe la leyenda popular de que aquel que sea capaz de comerse una Granada delante de la puerta sin que se le caiga un granito, encontrará un tesoro a sus pies. 


Esta puerta de estilo mudéjar, es un magnífico ejemplo de las formas y técnicas constructivas musulmanas que se continuaron utilizando después de la conquista cristiana.
Consta de un doble arco de herradura apuntado, sustentado por columnas octogonales,  precedido al exterior por un arco de medio punto que conecta el lienzo de la muralla con el torreón que la defendía.
En el espacio interior se conserva una viga de madera con los quiciales para encajar los ejes de una puerta de doble hoja.
Junto a ella se encuantra una capilla con la imagen de la virgen de la soledad. 


 Esta explanada, al límite de la ciudad, con una sencilla fuente de piedra con dos caños, es una encrucijada para dirigirnos por la callejuela Navarro al barrio medieval de Santo Tomás, por la reconstruida puerta mudéjar de Quesada o de Santa Lucía, que conserva parte del arranque de los arcos originales y de la cimentación del lienzo que discurría desde el lado opuesto de la puerta, al popular y alfarero barrio arrabal de San Millán, así como para iniciar desde el mirador de El Salvador un paseo por la llamada Redonda de Miradores, donde el paisaje de huertos y olivares y los lienzos de muralla bordean lo que fue el antigua alcázar de la ciudad hispano-musulmana 


 Fue edificada sobre los terrenos que ocupaba el Huerto del Convento de San Nicasio, reutilizando los materiales de éste y de otro antiguo convento, que fue el de San Antonio. 
Se inaugura en 1857, siendo una de las cinco primeras construidas en nuestro país.
Tradicionalmente las corridas se venían celebrando en plazas y calles, hasta el siglo XIX, en que comenzaron a construirse en toda España las plazas de toros, adoptando cierta similitud por su planta circular y graderío, con los anfiteatros romanos.

Esta obra es exponente de la arquitectura decimonónica en la ciudad, con la incorporación del uso del hierro fundido, propio de este siglo, en el balconaje corrido y barandillas con interesantes remates de palcos y balconcillos.

La plaza consta de dos pisos y una capacidad de 5.000 espectadores.

Destacan dos portadas, la de la Puerta Grande, adintelada y rematada con un escudo en el que se representa un lance taurino, y la del interior, que es del siglo XVI, quizás procedente del convento de San Nicasio.
Por esta plaza han pasado las primeras figuras del toreo. Aquí tomó la alternativa uno de los mejores toreros de toda la historia taurina, "Lagartijo", el 29 de septiembre de 1864. Actualmente se celebran corridas en la Feria de "San Miguel", entre los días 29 de septiembre y 4 de octubre.